Ondas Gravitacionales Detectadas
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En 2016, la detección de ondas gravitacionales de agujeros negros más pequeños marcó un hito. Pero las ondas de estos agujeros negros supermasivos son diferentes. Son de baja frecuencia, lo que las hace más difíciles de detectar. Sin embargo, su tamaño y potencia las convierten en una fuente de información inestimable sobre el universo.
Hasta ahora, solo se habían detectado ondas de agujeros negros menores. Estos son miles de veces más pequeños que los supermasivos. El primer descubrimiento fue en 2015. Dos agujeros negros, cada uno 30 veces más masivo que el sol, fusionándose. Las ondas que se generaron fueron una evidencia directa de su existencia.
Ahora, los científicos de NANOGrav han utilizado la galaxia misma como un detector. Han monitoreado pulsares, los núcleos superdensos y giratorios de estrellas muertas. A través de estas observaciones, detectaron perturbaciones indicativas de ondas gravitacionales. Esta innovadora metodología ha permitido el avance significativo que hoy celebramos.
El estudio de ondas gravitacionales de agujeros negros supermasivos ha dado un salto hacia adelante. El universo es aún más misterioso y fascinante de lo que pensábamos. Gracias a este hallazgo, estamos un paso más cerca de desentrañar sus secretos. Hoy celebramos este hito en nuestra exploración cósmica.
En 2016, el Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser (LIGO) detectó ondas gravitacionales provenientes de la fusión de dos agujeros negros relativamente pequeños, cada uno de ellos de aproximadamente 30 veces la masa del sol. Fue la primera vez que se detectaron las ondas gravitacionales, confirmándose así una predicción hecha por Albert Einstein en 1916 en su Teoría de la Relatividad General.
Las ondas gravitacionales detectadas por LIGO son de alta frecuencia, y su detección requiere instrumentos de precisión extrema en la Tierra.
El descubrimiento actual, por otro lado, es sobre la detección de señales que podrían provenir de las ondas gravitacionales generadas por agujeros negros supermasivos, millones a miles de millones de veces más masivos que el sol.
Estos agujeros negros supermasivos residen en el centro de las galaxias, y cuando dos galaxias se fusionan, los agujeros negros supermasivos se orbitan mutuamente, generando ondas gravitacionales.
Las ondas de estos eventos son de baja frecuencia y su detección no puede hacerse directamente con instrumentos en la Tierra como LIGO. En cambio, los astrónomos usan pulsares (núcleos de estrellas muertas que giran rápidamente) repartidos por toda la galaxia como una especie de detector de ondas gravitacionales. Cualquier cambio en el tiempo que tardan los pulsos de los pulsares en llegar a la Tierra puede indicar la presencia de estas ondas de baja frecuencia.
Por lo tanto, aunque ambos descubrimientos están relacionados con las ondas gravitacionales, se diferencian en los eventos que generan las ondas y los métodos utilizados para detectarlas.
🔗 Fuentes:
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Un hito en la astronomía ha ocurrido. Ondas gravitacionales de agujeros negros supermasivos se han detectado por primera vez. Son las más grandes conocidas, millones de veces más masivas que nuestro Sol. Se han formado a partir de la fusión de dos galaxias, creando enormes ondas que atraviesan el universo. Este hallazgo es revolucionario para la ciencia. Aporta una nueva perspectiva para investigar los agujeros negros. El descubrimiento abre un nuevo capítulo en la comprensión del cosmos.
Ahora, entramos en una nueva fase de exploración astronómica.
En 2016, la detección de ondas gravitacionales de agujeros negros más pequeños marcó un hito. Pero las ondas de estos agujeros negros supermasivos son diferentes. Son de baja frecuencia, lo que las hace más difíciles de detectar. Sin embargo, su tamaño y potencia las convierten en una fuente de información inestimable sobre el universo.
Hasta ahora, solo se habían detectado ondas de agujeros negros menores. Estos son miles de veces más pequeños que los supermasivos. El primer descubrimiento fue en 2015. Dos agujeros negros, cada uno 30 veces más masivo que el sol, fusionándose. Las ondas que se generaron fueron una evidencia directa de su existencia.
Ahora, los científicos de NANOGrav han utilizado la galaxia misma como un detector. Han monitoreado pulsares, los núcleos superdensos y giratorios de estrellas muertas. A través de estas observaciones, detectaron perturbaciones indicativas de ondas gravitacionales. Esta innovadora metodología ha permitido el avance significativo que hoy celebramos.
El estudio de ondas gravitacionales de agujeros negros supermasivos ha dado un salto hacia adelante. El universo es aún más misterioso y fascinante de lo que pensábamos. Gracias a este hallazgo, estamos un paso más cerca de desentrañar sus secretos. Hoy celebramos este hito en nuestra exploración cósmica.
En 2016, el Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser (LIGO) detectó ondas gravitacionales provenientes de la fusión de dos agujeros negros relativamente pequeños, cada uno de ellos de aproximadamente 30 veces la masa del sol. Fue la primera vez que se detectaron las ondas gravitacionales, confirmándose así una predicción hecha por Albert Einstein en 1916 en su Teoría de la Relatividad General.
Las ondas gravitacionales detectadas por LIGO son de alta frecuencia, y su detección requiere instrumentos de precisión extrema en la Tierra.
El descubrimiento actual, por otro lado, es sobre la detección de señales que podrían provenir de las ondas gravitacionales generadas por agujeros negros supermasivos, millones a miles de millones de veces más masivos que el sol.
Estos agujeros negros supermasivos residen en el centro de las galaxias, y cuando dos galaxias se fusionan, los agujeros negros supermasivos se orbitan mutuamente, generando ondas gravitacionales.
Las ondas de estos eventos son de baja frecuencia y su detección no puede hacerse directamente con instrumentos en la Tierra como LIGO. En cambio, los astrónomos usan pulsares (núcleos de estrellas muertas que giran rápidamente) repartidos por toda la galaxia como una especie de detector de ondas gravitacionales. Cualquier cambio en el tiempo que tardan los pulsos de los pulsares en llegar a la Tierra puede indicar la presencia de estas ondas de baja frecuencia.
Por lo tanto, aunque ambos descubrimientos están relacionados con las ondas gravitacionales, se diferencian en los eventos que generan las ondas y los métodos utilizados para detectarlas.
🔗 Fuentes:
- NPR - New Gravitational Wave Supermassive Black Hole
- Science Alert - A Big Gravitational Wave Announcement
- New York Times - Astronomy Gravitational Waves
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